La ambición presidencial de Ebrard y los magnates del T-MEC

10 julio, 2020

  AMLO se llevó a lo más granado de la burguesía mexicana, la colocó frente a Trump, como aval de que, su Cuarta Transformación, es también neoliberal y capitalista, ¿o que acaso el T MEC es otra cosa?.. ¡Amigou, amigou!, ,le dijo Trump a AMLO. Que los chavistas radicales de MORENA hablen ahora o callen para siempre. ¡Uppss!

   Ambos Presidentes se declararon su amor político  y coyuntural. El Tabasqueño se portó a la altura, (le llega al hombro al supremacista Trump). Y  de plano, nuestro “Juarez”  de Tepetitán,  ya depositó su voto a favor del partido republicano. Aquí cabría modificar la emblemática  frase, para quedar como sigue: entre los individuos como entre las naciones, alinearnos a tiempo, es la paz.

  En otro enfoque, si Televisa se  le metió  a Peña Nieto por el lado sentimental de “La Gaviota”, al Presidente Andrés  Manuel  López  Obrador, lo están cortejando por la vía de su Co presidente Ejecutivo  Bernardo Gómez Martínez, mismo que, fue artífice en la reciente reunión Trump-AMLO. 

Para efectos concretos, no creemos que la firma del T MEC, deje algo bueno para el país, en lo que a sacarlo de la pobreza y el desempleo se refiere.  Pero lo que sí se observa, es la ambición presidencial de Marcelo Ebrard, y el cabildeo  de los negocios globales de la familia Trump, a través del yerno Kushner. Y justo ahí están los poderosos contactos del ejecutivo de Televisa, Bernardo Gómez.

¿Pasará puntualmente la  factura, el consorcio  de Emilio  Azcárraga?  

 Por nuestra parte, como ciudadanos, lectores distantes, consumidores ávidos de lo que se dijo y no se dijo en la cumbre AMO –Trump,  acudimos a un capítulo más  de la relación entre  México y Estados Unidos. Los dos vecinos de siempre, con su historia de poderío y de vasallaje. El que dicta como se deben hacer las cosas. Y el que trata de sacar raja política y económica, a costa de realizar acciones, cuya traducción, es un: a sus órdenes señor.

En las columnas políticas y en todos los foros de opinión  mediática, para bien o para mal, todos hablan del Presidente Andrés  Manuel  López  Obrador y de su reunión con  su homólogo Donald  Trump. Obviamente, el jefe político del país, es la figura estelar.

   Sin embargo, atrás de todo este tinglado político, hubo tres personajes poderosos,  considerados como los verdaderos operadores  de la estrategia y del contenido  de la reciente cumbre binacional.

  El primero de ellos es el yerno de Donal Trump, Jared Kushner, considerado como una especie  de Vicepresidente de facto, en el gabinete trumpista. Mientras que por el lado mexicano, el Secretario de Relaciones  Exteriores, Marcelo  Ebrard,  tuvo  que compartir reflectores con el alto ejecutivo de televisa, Bernardo Gómez Martínez,  pues resulta que, el verdadero amigo  de  Kushner, es él, y no el canciller mexicano.

Lo anterior se puso de manifiesto, en marzo de 2019, cuando dicho empresario, organizó en su casa, la reunión de AMLO y Kushner. Ahí  se gestó el acuerdo, sobre la reciente reunión Trump- AMLO. En este encuentro también estuvo presente Marcelo Ebrard, aunque se especula, que al Secretario de Relaciones Exteriores, se le avisó ya de última hora.

  Habrá que ver, como  le va a Trump, en la elección de noviembre, porque si  se reelige, los bonos de Ebrard, van a subir notoriamente. Pero si fracasa, como dicen que el éxito  tiene mil padres, pero la derrota es huérfana, entonces  al canciller  le convendrá decir que, todo el merito  de la cumbre AMLO-Trump, fue  del Ejecutivo de Televisa. Por lo pronto, una rivalidad de terciopelo, parece existir entre ellos.

  Se sabe que, a partir de aquella reunión  informal, en la casa  del hoy copresidente de Televisa, Bernardo  Gómez, con AMLO y Kushner como invitados, sirvió para que, los de la Cuarta Transformación, recibiesen instrucciones  precisas, sobre que era lo que quería de ellos el Presidente  Trump, especialmente en el incómodo tema migrante.

 Los deseos  de uno de los jefes de Estado norteamericano más rabiosos  y anti migrantes , en la historia de la  Casa Blanca, era ni más ni menos que, el gobierno mexicano le hiciera el trabajo difícil, el de frenar  la ola  de migrantes  centroamericanos.

 Esa y no otra sería la gran prueba de fuego, para AMLO y su Secretario presidenciable, Marcelo Ebrard. Como ya todos sabemos, México  resultó el policía  más eficaz, para evitar  la llegada de miles de personas, que una y otra vez, buscaron arribar a Estados Unidos, desde la frontera sur. Pero fueron rechazados  por una flamante Guardia Nacional, que de esta manera se estrenó, y no  en el combate al narcotráfico, como era el propósito original.

  Hoy, en un riguroso balance de lo que nos deja a los mexicanos, la reunión de  nuestro Presidente con el jefe de Estado norteamericano, debemos de decir que, se trató  de una reunión de estrategia política, a favor  del  Presidente  Trump, en sus  angustiosas pretensiones  de reelegirse. Por algo el canadiense Trudeau no asistió, porque no quiso hacerle el caldo gordo al político republicano.

   Imagínense  si llegan a ganar los  demócratas, la política exterior mexicana, tendría que ejecutar una maroma más espectacular que los trapecistas  del Circo Du Soleil. Difícil que suceda, pero no imposible, dados los errores de Trump en temas de represión policiaca contra la primera minoría negra de USA, y en el errático  manejo del Covid-19.