Dr. Norberto Treviño Zapata, tamaulipeco de una sola pieza.

14 agosto, 2020

Un 13 de agosto pero de 1998, falleció en el entonces llamado Distrito Federal, el médico Norberto Treviño Zapata, nacido 87 años antes, en Matamoros, luego de una fructífera existencia que lo llevó a ser protagonista de historias que se recuerdan con admiración, respeto, veneración.

Ayer se cumplieron 22 años de la ausencia física de este notable tamaulipeco, cuyas cenizas mortales reposan en la Rotonda de los Hombres Ilustres de Tamaulipas, luego de permanecer algún tiempo en instalaciones del edificio de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia, que él fundó, en la UAT.

Treviño Zapata es un nombre muy ligado a generaciones de tamaulipecos, porque aunque no lo conocieron por su brillante trayectoria en la función pública, vivieron en una colonia o una calle que se llama así, o asistieron a una escuela o un parque, plaza o un hospital, que también ostentan ese nombre.

Don Norberto fue diputado federal, presidente de la cámara baja del Congreso de la Unión, Gobernador del Estado, embajador en Italia y un aguerrido luchador social, que lo mismo redactaba proclamas contra el gobierno en defensa de intereses del gremio de médicos, que marchaba por las calles al frente de grupos de manifestantes.

Estudió medicina en la Ciudad de México (Escuela Santo Domingo) y luego fue catedrático en la UNAM, rama de gastroenterología, durante varios años.

Por sus aptitudes y talentos, fue llamado a colaborar con el Secretario de Salubridad y Asistencia a cargo de su colega Gustavo Baz, en el gobierno de Manuel Avila Camacho, donde hizo una histórica gestión.

El tamaulipeco fue enviado a Chicago, Estados Unidos, para estudiar construcción y administración de hospitales. De regreso a México se hizo cargo del Departamento Autónomo de Estudios, Planeación y Ejecución del Plan Nacional de Construcción de Hospitales.

Por el ejercicio de su profesión se involucró con el Secretario de Gobernación Adolfo Ruiz Cortines, a quien atiende como paciente. Se hacen amigos y de allí surge la candidatura de Treviño Zapata para la diputación federal, por el distrito de Matamoros.

Concluida su gestión legislativa (1952-1955) en la que inclusive fue presidente de la Gran Comisión, fue destapado como candidato a Gobernador de Tamaulipas, para el sexenio 1957-1963.

El profesor, periodista e historiador Luis Roberto Botello Suárez, escribió hace cinco años el libro “El método clínico en la práctica política”, dedicado a recrear la vida pública del médico Treviño Zapata.

La presentación del libro fue hecha en 2015 por el entonces Rector de la UAT, Enrique Carlos Etienne Pérez del Río, como una muestra de la gratitud de la máxima casa de estudios, por los grandes beneficios que le acercó a la institución el doctor Norberto.

El libro hace un recuento puntual y detallado, de las principales acciones políticas y sociales emprendidas por el hijo ilustre de Matamoros, tanto en su vida personal, así como en el ejercicio de su profesión universitaria y su incursión en la vida política.

Tamaulipas tuvo en ese sexenio, un vigoroso impulso en todos sus órdenes y fue gracias a la visión del Gobernador y de sus colaboradores, que se desplegaron recursos e ingenios, para darle un jalón al progreso del Estado.

La red carretera y los caminos vecinales crecieron por todos los rumbos del Estado. El trazo de la carretera ribereña quedó establecido, siendo en el arranque apenas una rúa de comunicación de tierra.

Hoy en día, tiene en muchos de sus tramos, desde Reynosa hasta Nuevo Laredo, cuatro carriles, pavimentados.

Emilio Villarreal Guerra fue un importante colaborador del doctor Treviño Zapata, especialmente en las áreas de turismo, prensa y relaciones públicas. Fue su iniciativa, la creación del Conjunto Típico Tamaulipeco y las Ferias y Exposiciones.

Gracias a la creatividad, ingenio y perseverancia de Emilio, Tamaulipas tuvo en ese tiempo una difusión de sus atractivos turísticos, comerciales e industriales, que le dieron prosperidad.

No puede soslayarse el hecho de que tuvo Tamaulipas en ese lapso, un auge en la producción de algodón, que redundó en una riqueza extraordinaria en todos los estratos sociales.

La recaudación de impuestos por el llamado oro blanco, dio al gobierno estatal de Treviño Zapata una abundancia de recursos que le permitieron acometer obras en los principales municipios.

Concluida su gestión sexenal, Treviño Zapata se reintegró a actividades médicas y políticas en el Distrito Federal, siendo distinguido por el Presidente Luis Echeverría Alvarez, con el nombramiento de embajador de México en Italia.

De regreso a la actividad profesional, don Norberto nunca se desprendió de su activismo social y era el primero en marcha por las calles encabezando grupos de médicos que reclamaban al gobierno federal, mejores condiciones de trabajo.

Fue un hombre ejemplar que exhibió congruencia entre el pensamiento y la acción, pues nunca permitió que se cometieran injusticias y las denunció en las tribunas disponibles y en las manifestaciones callejeras.

Su hijo del mismo nombre también ha dejado huella en Tamaulipas, pues fungió como Secretario de Salud en el gobierno del ingeniero Egidio Torre Cantú, distinguiéndose por aportaciones que mejoraron los servicios a los ciudadanos.

Norberto Treviño García Manzo ha escrito su propia historia, labrándose un prestigio en la Ciudad de México, en base a trabajo serio y consistente, así como por sus prendas personales.

Siguiendo las huellas de su padre e inspirado en su ejemplo, Treviño García Manzo ha sido maestro en la UNAM, en la rama de gastroenterología, y a lo largo de su carrera, ha ocupado importantes cargos gubernamentales.

Ha sido por ejemplo, sub-director médico general del IMSS, Sub-secretario de Salud, con el titular Jesús Kumate, así como director de los servicios de salud, del Departamento del Distrito Federal.

Norberto Treviño Zapata sembró la semilla. Se necesitan muchos como él, es estos tiempos aciagos.

(Agencia de Servicios Informativos).