Estamos en pañales” en cultura de la prevención

26 agosto, 2020

Estamos en pañales” en

cultura de la prevención

El domingo 23 de agosto, el Gobernador de Texas declaró estado de desastre en 23 condados, incluido dos del Valle del Río Grande, por la cercanía de las tormentas tropicales Marco y Laura, que llegarían apenas hoy miércoles, tres días después.

En Tamaulipas, hace un mes “pegó” el huracán Hanna en la frontera, particularmente en Reynosa, pero todavía hay familias que no han recuperado sus pertenencias básicas, como muebles y ropa.

Es dramática y hasta insultante, la diferencia en el comportamiento de los gobiernos de Texas y de Tamaulipas, frente a situaciones de desastre.

Mientras que Greg Abbott en Texas anticipa las necesidades de sus ciudadanos ante el anuncio de la llegada del meteoro, para ir en su auxilio, Francisco García Cabeza de Vaca deja pasar más de un mes desde las inundaciones y no mueve un dedo a favor de los damnificados.

Abbott va en su segunda gestión gubernamental gracias a la reelección, pero nunca ha aceptado en todo ese tiempo, los pedidos de Cabeza de Vaca para ser recibido por él, seguramente porque conoce su historial.

La tormenta tropical Laura se convirtió en huracán y enfilaba rumbo a Texas, donde presumiblemente llegue la noche de este miércoles.

Pero ya están preparados en este territorio estadounidense. Además de haber decretado el estado de desastre, Greg Abbott pidió al Presidente Donald Trump una declaración de emergencia, que implica asistencia pública y protección, federal.

Por su vecindad, Tamaulipas y Texas comparten las situaciones de peligro y de desastre que ocurren por la llegada de fenómenos meteorológicos. Desde el domingo, Texas está alerta. Aquí, Protección Civil no hace acto de presencia virtual.

Estamos en temporada de huracanes y sin embargo, no existe en el gobierno estatal una política de prevención que avise a los ciudadanos de la necesidad de que se auto-protejan.

El caso de Reynosa es emblemático. Hace un mes muchas colonias quedaron inundadas por culpa de las copiosas lluvias provocadas por Hanna, así como por los desbordamientos de canales y drenes.

Y sin embargo, el auxilio oficial a los damnificados fluye a paso de tortuga. Muchas familias duermen en casas de vecinos, familiares, amigos, porque perdieron sus pertenencias.

En estas circunstancias de desgracia, aflora la generosidad espontánea de las personas, pues se desprenden de algunos muebles, especialmente camas, para donarlas a vecinos que los perdieron.

La presidenta municipal Maki Ortiz Domínguez se preocupó más por aleccionar a su equipo profesional de prensa y propaganda a efecto de que la fotografiaran y tomaran película abrazando a niños y ancianos con el agua a las rodillas.

Tampoco el Gobernador le dedicó suficiente tiempo, atención y dinero a los damnificados, pues anda muy ocupado acaudillando al cártel de los Gobernadores de Acción Nacional, en su guerrita contra AMLO y MORENA.

Greg Abbott pidió y obtuvo a nombre de Texas, la activación de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, una especie de Protección Civil pero en serio, que cuenta con suficientes recursos para atender casos de desastre.

Existe una estrecha coordinación y colaboración entre titulares y dependencias de Texas y del gobierno de Trump, para afrontar situaciones difíciles.

Desafortunadamente, padecemos en Tamaulipas a un gobierno del PAN empuñando las hachas de guerra contra el gobierno federal sólo porque es de otro partido, MORENA, lo que dificulta que mantengan buenas relaciones.

Al contrario, Cabeza de Vaca ha rehusado adherirse al Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, INSABI, en condiciones de emergencia sanitaria, y también mantiene una declaración de guerra a través de tronantes declaraciones hasta golpistas y separatistas.

La coordinación estatal de Protección Civil está en manos de un buen hombre, el ingeniero Pedro Granados Ramírez, pero carece de suficiente presupuesto, personal, equipamiento, de tal manera que su presencia es meramente simbólica.

A nivel municipal, la situación es peor. En Reynosa, la presidenta municipal Maki Ortiz Domínguez puso como coordinador de Protección Civil a un recomendado, que no pudo prestar oportuno auxilio en colonias inundadas ¡porque sólo tenía una pequeña lancha!

Pero eso sí, el funcionario es muy bueno para las fiestas. Improvisaron una borrachera en instalaciones del cuartel de bomberos en Reynosa, en honor de bomberos llegados de la Ciudad de México dizque a ayudarlos con los damnificados.

Se pasaron de copas y hubo hasta la acusación en contra de uno de ellos, de haber abusado de una mujer, menor de edad, que también se excedió en la ingesta de alcohol.

El problema del gobierno, en sus tres niveles, no es sólo de que no tiene oficinas ni personal debidamente capacitado para atender situaciones de desastres, sino que las ciudades están construidas sin planeación, sin orden, inclusive en áreas prohibidas.

Abundan las colonias establecidas en zonas bajas, susceptibles de inundación; otras están asentadas sobre tuberías subterráneas de PEMEX, siendo auténticas bombas de tiempo.

Una de las características de muchas ciudades es que carecen de drenaje pluvial. Una simple llovizna provoca encharcamientos y hasta inundaciones, porque el agua no fluye, se estanca y se desborda.

Este es un problema porque algunos presidentes municipales no tienen la mínima idea de lo que es el manejo de una ciudad y toman decisiones disparatadas, reñidas con el sentido común, muchas veces dictadas por un interés económico o político.

Tenemos ciudades con crecimiento anárquico, caótico, un desastre. No respetan las autoridades un plan rector elemental y de allí provienen todos los demás problemas.

Los ciudadanos se aprovechan de la falta de vigilancia gubernamental, para cometer ellos también, abusos urbanísticos, como construir cuartos adicionales a sus viviendas, invadiendo la vía pública o en áreas reservadas para parques o jardines.

Estos problemas ocurren porque tenemos gobiernos municipales que duran tres años. En ese lapso, los funcionarios no aprenden lo suficiente para hacer una buena gestión, incurren en errores por ignorancia, pero también por dolo, para sacar provecho personal.

Conocemos no pocos casos, de presidentes municipales que ordenaron pavimentar la calle de la casa de la novia, la única rúa de la colonia con asfalto. Así se las gastan los políticos.

(Agencia de Servicios Informativos).