Era día de fiesta nacional el Informe del Presidente.

1 septiembre, 2020

Cada 1 de septiembre era, en el pasado, El Día del Presidente, porque estaba consagrado a la presentación del informe anual de actividades del Presidente de la República ante el Congreso de la Unión.

Era un día de fiesta nacional. Todo mundo se pegaba a la televisión para no perder detalle, de la transmisión del evento, desde la misma casa del titular del poder ejecutivo federal, su almuerzo, su entorno hogareño, su esposa e hijos presentes.

Jacobo Zabludovsky orquestaba todo el despliegue mediático de Televisa, para que los mexicanos conocieran en detalle los eventos de ese día, incluyendo entrevistas con miembros del Gabinete, Gobernadores, artistas y deportistas consagrados y otras muchas celebridades.

El Presidente de la República comparecía de cara a la nación. Leía un texto muchas veces repetido en casa, para medir tiempos, pausas para aplausos, giros dramáticos y otros artificios de la oratoria.

Luego era paseado por las más importantes avenidas de la Ciudad de México, en carro descubierto, y con una lluvia de confeti multicolores, en un desfile imperial que se veía pocas veces en el mundo.

Los periódicos del día siguiente aparecían con secciones especiales, dedicadas a reproducir el informe, fotografías de la jornada, y felicitaciones, muchas felicitaciones, firmadas y pagadas por políticos, funcionarios, empresarios, dirigentes de partidos.

Era la familia revolucionaria, feliz, encantada, que veía en ese ritual del culto a la personalidad, la consagración de su propia existencia en beneficio de la República.

Pero luego vendrían los cambios impuestos por la modernidad política, que rompieron paulatinamente esas ceremonias imponentes, teatrales, fastuosas, regias. Porfirio Muñoz Ledo inauguró las interpelaciones, en uno de los informes del Presidente Miguel de la Madrid Hurtado.

No fue una interpelación grosera, insultante, sino una simple solicitud de diálogo político, porque era muy evidente la sumisión del poder legislativo, al poder ejecutivo.

Este es el mismo Porfirio que le tocó responder el informe presidencial rendido por Ernesto Zedillo Ponce de León el 1 de septiembre de 1997, con una pieza oratoria histórica y hermosa.

«Saber gobernar es también saber escuchar y saber rectificar. El ejercicio democrático del poder es, ciertamente, mandar obedeciendo. Lo que en última instancia significa el cambio democrático es la mutación del súbdito en ciudadano», leyó el perredista en el momento culminante de su discurso.

Y, casi al final, citó el juramento que los Reyes de Aragón hicieran a finales del siglo XII, para recordarle a Zedillo: «Nosotros, que cada uno somos tanto como vos y todos juntos valemos más que vos».

(Así lo recordó el periódico Reforma, en su Revista del 3 de septiembre de 2017).

Muchos años antes, el Presidente Gustavo Díaz Ordaz acuñó citas históricas en su cuarto informe rendido el 1 de septiembre de 1968. Dijo en una parte del texto:

“Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados; pero todo tiene su límite y no podemos permitir ya que siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico, como a los ojos de todo mundo ha venido sucediendo”.

Un mes después ocurrió la masacre de estudiantes en Tlatelolco.

En 1974, el diputado Fedro Guillén respondió el informe del Presidente Luis Echeverría Alvarez, uno de los más zalameros de la historia. Por una indiscreción suya, se supo que recibió indicaciones de lo que tenía que decir.

Cuando Vicente Fox Quesada le tocó ser diputado federal, usó en la cámara orejas de burro hechas con boletas electorales, para burlarse del Presidente Salinas de Gortari. Luego como Presidente, Fox reclamaba respeto a los miembros de la cámara.

En el año 2008 se reformó el artículo 69 constitucional, para eliminar la asistencia del Presidente a rendir su informe anual ante el Congreso de la Unión, tratando de evitar más zafarranchos.

A partir de entonces, el Secretario de Gobernación entrega personalmente el texto del informe en la cámara de diputados y posteriormente, el Presidente emite un mensaje de corte político.

Así se hará este día martes 1 de septiembre, cuando la doctora Olga Sánchez Cordero entregue los libros del informe y luego emitirá Andrés Manuel López Obrador, un mensaje desde Palacio Nacional, a las nueve de la mañana, sin invitados, sin prensa.

Ya no hay fiestas, ya no hay boato, ya no hay fanfarrias ni desplegados de felicitaciones en la prensa impresa.

AMLO hará un resumen de los acontecimientos más importantes que le tocó atender y resolver en el curso de los recientes doce meses.

Destacan en este concierto de eventos, la pandemia y el combate a la corrupción.

Quienes practican con singular alegría el oficio de odiar al Presidente, encontrarán muchos temas para dibujarlo como fallido, decepcionante, incompetente, pero también habrá legiones de sus simpatizantes que aplaudirán su segundo año de gestión.

Lo cierto es que muchas cosas han cambiado en México desde el arribo de López Obrador y MORENA, a palacio nacional. Ayer mismo se produjo una información muy importante, que comprueba que se acabó la robadera.

La Fiscalía General de la República, antes PGR, detuvo en el Estado de Hidalgo a Gerardo Sosa Castelán, cacique de la Universidad y de la vida política, a pedido de la Unidad de Inteligencia Financiera, por delitos de lavado de dinero.

Sosa es presidente del patronato de la Universidad de Hidalgo, ex Rector, ex diputado federal. Pertenece a MORENA porque en el PRI no pudo ser candidato a Gobernador pese a tres intentonas.

También están presos Rosario Robles Berlanga, Emilio Lozoya Austin, Juan Collado, Genaro García Luna y otros prominentes políticos, ex funcionarios, empresarios, por haber incurrido en actos de corrupción.

Dos días de la semana anterior permaneció en Tamaulipas el Presidente de la República, y conoció de primera mano muchas denuncias que le presentaron sobre el gobierno del Estado.

Alejandro Rojas Díaz Durán ha aportado por su cuenta, suficientes denuncias contra Francisco García Cabeza de Vaca, que hacen inevitable una acción penal que ponga las cosas en su lugar.

Pronto habrá sorpresas.

(Agencia de Servicios Informativos).