Eugenio Hernández Flores se resistió a entrar en la política.

7 octubre, 2020

Cuando Tomás Yarrington Ruvalcaba terminó exitosamente su campaña como candidato a Gobernador (1999-2004), habló con el que fue el responsable de las finanzas, Eugenio Hernández Flores, para preguntarle cuál cargo quería ocupar dentro de su Gabinete.

Eugenio respondió que preferiría permanecer como constructor en la iniciativa privada, pero no pudo sustraerse de la dinámica política y ese mismo año, 1999, fue nombrado como coordinador en Tamaulipas, de la campaña del candidato presidencial Francisco Labastida Ochoa.

También recibió ese año la oportunidad de ser candidato a diputado federal por el distrito de Ciudad Victoria, aunque sólo duró en funciones unos meses, pues luego compitió por la presidencia municipal.

Como jefe de la Comuna tuvo de regidores al ingeniero Egidio Torre Cantú y al periodista Ambrocio López Gutiérrez.

Posteriormente, el Gobernador saliente Yarrington Ruvalcaba dio un vuelco sorpresivo a su decisión de inducir la postulación del abogado Homero Díaz Rodríguez, favoreciendo finalmente a Hernández Flores.

Para darle un cariz de democracia a la nominación, convocaron a una elección interna dentro del PRI, donde Oscar Luebbert Gutiérrez compitió contra Eugenio, por la candidatura tricolor.

Por supuesto, ganó Hernández y luego siguió el proceso constitucional que desembocó en la elección de Gobernador, para el sexenio 2005-2010.

Gustavo Cárdenas Gutiérrez fue el candidato del PAN que participó en ese histórico proceso. Alvaro Garza Cantú vistió los colores del PRD y Convergencia, y Bruno Alvarez Valdez, fue el candidato del Partido del Trabajo.

En el último año de su gestión, Hernández Flores construyó el Parque Bicentenario que consta de un paquete de majestuosos edificios, de entre los que destaca la Torre Bicentenario, de 132 metros de altura y 25 pisos.

También incluye un palacio legislativo, un Recinto Ferial, Polyforum Victoria y oficinas del Instituto Registral y Catastral, Registro Civil, Oficina Fiscal.

Más de seis mil millones de pesos se gastaron en la monumental obra, producto de préstamos bancarios, que se acumularon a la deuda histórica del gobierno estatal.

Concluida su gestión gubernamental, Eugenio volvió a la actividad empresarial privada, haciendo negocios en Tamaulipas y otros Estados de la República. Pero a la vuelta de los años, el PAN ganó la gubernatura y empezó la pesadilla.

Francisco García Cabeza de Vaca rindió protesta como titular del poder ejecutivo local, en octubre de 2016, hace cuatro años.

Y en el curso del primer año, puso en marcha diferentes estrategias para perseguir política y judicialmente a los que el panista etiqueta como sus enemigos, uno de ellos, Hernández Flores.

Siendo presidente municipal de Reynosa, 2005-2007, Cabeza entabló una controversia constitucional contra el gobierno del Estado, reclamando el manejo absoluto de la COMAPA.

El Gobernador Hernández Flores hizo consultas con sus asesores políticos y jurídicos, tomando la decisión de entregar voluntaria y espontáneamente la dependencia al gobierno de Reynosa, para finiquitar en buenos términos el conflicto.

Pero Cabeza de Vaca se sintió agredido en su investidura edilicia por otras acciones del gobierno de Ciudad Victoria, y llegado al poder estatal, empezó a cobrar venganza.

Un viernes 6 de octubre de 2017, la policía estatal aprehendió frente al monumento carretero El Cuerudo, a Eugenio Hernández Flores, cuando se disponía a emprender junto con un amigo, un recorrido a bordo de modernas y potentes motociclistas.

El cargo imputado era la compra ilegal de 1,600 hectáreas de terrenos inundados, marismas le llaman, de Altamira, usando a terceros como presta-nombres.

Los abogados del ex Gobernador “tumbaron” rápidamente la acusación penal, por carecer de sustento, ser inventada, no tener soporte, pero Cabeza de Vaca ordenó que le acumularan otros cargos que justificaran mantenerlo privado de la libertad.

Cuando ya no se pudo prolongar el encarcelamiento ilegal, el Gobernador panista manejó mediante operadores internacionales, que autoridades de Texas demandaran la comparecencia de Eugenio, por presuntos delitos financieros.

Eso dio pábulo al gobierno estatal, de decretar el confinamiento permanente de Hernández pero ahora por delitos internacionales. Está en trámite la solicitud estadounidense de extradición.

Ayer, el ex Gobernador cumplió tres años de sufrir esta humillación y ofensa perpetrada por Cabeza de Vaca, para cumplir una venganza política personal.

La familia, los amigos, los aliados del ex Gobernador, han jalado todos los hilos necesarios, para hacer mover en la dirección correcta los mecanismos de la justicia, pero no se ha conseguido nada.

En Tamaulipas, Cabeza tiene sometidos a los poderes legislativo y judicial, de tal manera que no se mueve la hoja del árbol, sin su autorización.

El Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero y otros funcionarios de nivel federal, han recibido en propia mano, copias del expediente completo, con la historia de esta infamia política panista.

Pero la Cuarta Transformación también procesa la información a paso de tortuga, a pesar de que existe el antecedente, de que siendo candidato, López Obrador prometió en Ciudad Victoria, que se encargaría de impedir que Cabeza hiciera daño a la sociedad.

Añadimos el dato de que dentro de diez días, Eugenio Hernández Flores cumplirá 61 años de edad, tres de los cuales ha estado separado de su familia, que también sufre las consecuencias de las acciones de un gobierno insensible, brutal, arbitrario y tiránico.

Otros actores políticos sufren las represalias mediante persecución, cárcel, exilio, sin tener a la mano la oportunidad de ejercer una legítima defensa, pues los organismos diseñados para tal propósito, están avasallados.

La única esperanza es que transcurra el tiempo y concluya el ciclo panista, para que el voto ciudadano repudie en las urnas la continuidad del PAN en el gobierno, y podamos regresar a la normalidad.

El próximo año se renuevan Ayuntamientos, el Congreso local y las nueve diputaciones federales.

Y en el año 2022, los tamaulipecos elegiremos a Gobernador. Los prospectos empiezan a asomarse al escenario y tendremos oportunidad de evaluarlos, para tomar la mejor decisión, llegados los tiempos del cambio.