José Guadalupe Rocha Esparza
“Yo soy un hombre sincero, de donde crece la palma, y antes de morirme quiero, echar mis versos del alma”, escribió el poeta José Martí, prosista de vigor, escritor de fibra, hombre dotado de todas letras, hombre de acción, hombre de ideas, hombre que logró el triunfo de una causa justa para consagrarse a los 41 años como uno de los grandes héroes de América.
Apóstol, moralista y filósofo del Partido Revolucionario y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria por la Independencia de Cuba, mismo que orientó la constante devoción a los valores de la belleza y la justicia, junto a su labor de estructuración ideológica y moral de una nueva nación. Hombre que respiraba espiritualidad e inspiraba afecto y fino trato humano.
Vestía con sencillez. Su galantería con María García, Carmen Zayas y Carmita Miyares fue proverbial. Compartía café y versos con sus amigos. Disfrutaba los placeres de la buena mesa. Severo para la deshonestidad y falsa pompa. “No me pongan en lo oscuro, a morir como un traidor, yo soy bueno, y como bueno, moriré de cara al sol”. Un balazo pone fin a su vida.
