Vuelo solitario

4 noviembre, 2020
Vuelo solitario

José Guadalupe Rocha Esparza

Voló solo 5 mil 800 kilómetros, en 33 horas y 30 minutos de Nueva York a París en aquel avión con único motor de 220 caballos, alas de madera y lona, sin descongeladores, ni luces, ni calefacción, mucho menos radio o piloto automático, aparato que surcó el cielo sobre el Atlántico hostil, conducido por un joven piloto del servicio aeropostal con 25 años de edad.

Charles Augustus Lindbergh obtuvo una fama nunca imaginada cuando la muchedumbre que lo esperaba en el aeródromo de Le Bourget se precipitó hacia él alzando un barullo ensordecedor. El “Espíritu de San Luis” venció el sudario de niebla, hielo, nieve, rayos, tormenta, nubes acechantes, oscuridad total. El fatigado piloto soportó 2 días con sus noches sin dormir.

El aeroplano fue proyectado por Donald Hall, construido por la compañía Ryan de San Diego y probado repetidamente con los instrumentos de Lindbergh, quien lo definió como “el último grito en ligereza, seguridad y potencia”. Su gasto total fue de 13 mil 500 dólares, desde el diseño de planos hasta que aterrizó en Francia. ¡Un legado de la juventud americana!