La lucha contra la violencia a las mujeres, empieza en casa.

11 enero, 2021
La lucha contra la violencia a las mujeres, empieza en casa.

Luz del Carmen Parra / 11 de enero de 2021. 

¿Tienen una niña en casa? Está en sus manos evitar que en lo futuro pueda ser víctima de violencia de género. Este es el momento en que pueden hacer de ella una mujer fuerte, independiente, capaz de valerse por sí misma, con suficiente autoestima que la empodere, para que conquiste todos los espacios donde desee incursionar. 


Si están dispuestos a acompañar su crecimiento de cerca, a enseñarle día a día a respetarse y a quererse, a valorarse como un ser humano decidido a transformar lo que no le gusta y a explorar todas las capacidades que su esencia de mujer le ha proveído, puede llegar a ser sensible y soñadora, amorosa y femenina, luchadora, defensora de su libertad y de su derecho de ser. 


Con su amor y cuidados, despertarán en ella el valor de lo femenino, fortaleciendo su carácter, permitiéndole expresar y defender sus puntos de vista y luchar por lo que quiere. Nacerán en su corazón los sentimientos más nobles de quien por naturaleza es depositaria del amor y la entrega, exaltando su dignidad, de tal manera que jamás permitirá el abuso, que la llevara a aceptar la sumisión irracional, independientemente de quien viniera. 


Estoy convencida que es en el seno de la familia donde se puede dar la gran batalla para enfrentar la violencia contra las mujeres, porque es ahí donde se gesta ese sentimiento de minusvalía, por falta de amor y reconocimiento, de obediencia y sumisión. 


Hace años viví de cerca el sufrimiento y la impotencia de un hombre cuando en su familia nacía una niña, sobre todo cuando era la primera o la cuarta después de tres mujeres, la decepción era evidente y ofendido fanfarroneaba culpando a la esposa de semejante desgracia. ¿Que tanto ha cambiado esta situación hoy en día? No lo sé. Sin embargo, me pregunto ¿será suficiente?, sobre todo cuando aún puedo darme cuenta que existen culturas en el mundo que desprecian a las mujeres, las mutilan, las venden, violan o asesinan por el solo hecho de haber nacido mujer. 


Quizás los movimientos feministas en el mundo logren que el problema sea ventilado, y que se cuestionen socialmente sus consecuencias, que luchen porque las condiciones laborales sean de igualdad, porque se respeten sus derechos civiles o porque se promulguen leyes que les den garantías de mayores libertades para decidir sobre su cuerpo.  


Creo, empero, que la lucha debe ser desde la educación y el amor, surgidos desde el seno mismo de la familia. Haruki Murakami, dice “una persona aprende a amarse a sí misma, a través de simples actos de amar y ser amado por otra persona”, ¡cuánto más si es amada y protegida por sus padres desde niña! Eso le dará seguridad y confianza. 

Si de ellos aprende principios y valores que fomenten la paridad de género, en igualdad de responsabilidades y roles que, ni menosprecien a una y/o enaltezcan el poder del otro, ni condenen a una relación de dependencia entre sí, sino que permitan la convivencia desde el respeto por la persona, indistinto de su género, donde el eje de la conducta cotidiana se base en la solidaridad, la empatía y el apoyo mutuo, aprendidos de forma espontánea, estará lista para disfrutar de un mundo sin violencia. 


Hace tiempo pude ver un ejercicio entre niños y niñas de 8 o 10 años organizados en varios equipos de pares (mujer y hombre), recogiendo unidos unas pelotas en una cesta. Al concluir, se premiaba con dulces a los ganadores. Intencionalmente los premiaban de forma desigual. Daban mayor cantidad de carameros a los niños que a las niñas, y cuando los pequeños se daban cuenta de ello, empezaban a expresar que no era justo, que ambos habían trabajado duro para llegar al triunfo, que el premio debía ser parejo. Considero que esa es la semilla que debemos sembrar en nuestros hijos. 


Estoy segura que una mujer que es amada y respetada por sus padres, criada en una esfera de igualdad de responsabilidades con los hermanos varones, reconocida por sus cualidades y habilidades, motivada por la aceptación de su carácter, sabrá identificar a quien la respete y la valore, porque contará con los recursos emocionales suficientes para evitar el abuso y la violencia en su contra. 

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