Por Javier Claudio
El comercio vive una transformación, donde el de tipo organizado al aparecer urgentemente promovido por necesidad de subsistir mediante ventas, llega hasta recurrir al subarrendamiento, en tanto que en el sector centro decidió reubicarse por estrategia.
“Se vive la ley de la oferta y la demanda y el centro ya no tiene nada. No hay turismo, no hay familias y eso ha propiciado una desconcentración, además que los compradores buscan los puntos cercanos”, declaró Fernando Torres Villarreal.
El empresario reconoció que la inflación habría disparado las rentas de los locales, pero surgiendo a su vez los subarrendamientos, que son legales y permite compartir gastos para solventar la situación.
Citó como ejemplo la serie de vendedores ubicados en el antiguo edificio de Guerrero, entre González y Canales, el que operaba primeramente como tienda comercial “Santos”, luego como hotel y es propiedad de Alfredo Santos, mismo que ahora es rentado por sólo una persona, pero a su vez ha subarrendado.
Igualmente habría arrendamientos carísimos, pero tendría qué ver el sector, es decir la ubicación con gran movimiento de compradores, como así sucede en Walmart, Soriana y HEB, entre otros.
“Ahí son altísimas las rentas, pero la garantía de venta se da por la gran cantidad de personas que transitan por ese punto y los figura como prospectos compradores, peor también existen otros locales más chico y donde se encontrarían rentas muy baratas”, asentó.
Torras Villarreal, asintió en que el sector centro vive una desconcentración comercial de tipo natural, pues la falta de turismo y familias ahí cerca obligó a los comerciantes buscar otros puntos que son promesa de compradores.
“Ahora la gente no tiene que venir a centro de comprar, pues se encuentra con toda facilidad en puntos estratégicos de la periferia. Antes en la avenida Guerrero era imposible obtener un local comercial en renta”, acotó.
