El pasado miércoles, el alcalde Lalo Gattas y su esposa Lucy, acompañados por funcionarios municipales, emprendieron una gira de trabajo hacia las partes altas y casi inaccesibles de la ciudad.
Por ese rumbo, entre empinadas pendientes y veredas pedregosas, con su topografía que reta a la ley de la gravedad, se erige la colonia Bethel. Sobre este caserío de trazos irregulares, que constituye un reto para las políticas públicas, todas las tardes se oculta el sol. Pobres entre los pobres. Los últimos victorenses, en la fila de las oportunidades y del progreso.
Alejados de los servicios más elementales, y enfrentando el día a día, los habitantes de la Bethel apenas sobreviven. Pero algo hay en estas familias proletarias que los hace especiales: su dignidad, su don de gentes, su gesto de compartir con alegría espontanea lo poco que ellos tienen.
El miércoles no fue la excepción: las guisanderas de la Bethel se organizaron para invitarle a su alcalde unas gorditas de pollo enchilado, nopalitos y huevo verde. Comandadas por doña Mary, las mujeres se lucieron con su menú, y Lalo y sus acompañantes, disfrutaron de los antojitos ahí dispuestos.
Obviamente, los visitantes no iban con las manos vacías. Les llevaron entretenimiento a los niños de ese sector, así como bolsas con dulces, payasos, y juegos infantiles.
Lalo aprovechó para recorrer la colonia, y enterarse de viva voz sobre los problemas más apremiantes de las familias. Entre ellos, temas de pavimentación, alumbrado público y reforzar el abasto de agua potable.
Lo anterior constituye solo una parte de una estrategia de trabajo que pone en el centro del quehacer municipal, las peticiones de los sectores más necesitados.
Desde el inicio de su administración, el ayuntamiento de Gattas, se ha distinguido por cambiar los factores imperantes en el pasado inmediato del panismo.
Ahora ya no son los colonos los que acuden al 17, sino es el mismo alcalde y su gabinete quien recorre la geografía urbana, atendiendo de la mano con los ciudadanos, los temas más urgentes de la comuna.
Ciertamente, los tiempos políticos que se avecinan, aun no son del todo claros. Pero mientras que, se empiezan a develar este tipo de asuntos, el alcalde sigue trabajando.
Y se ve que la gente lo estima. Le reconocen su don de gente. En este tipo de acciones, uno puede encontrar la razón de que, la estructura municipal creada por Gattas, le siga siendo fiel.
Y de aquí también se derivan las percepciones ciudadanas que le siguen poniendo buenas calificaciones a un gabinete victorense, que gobierna de manera itinerante. Por lo pronto, el pueblo sigue dando muestras de total respaldo hacia su alcalde . Y le da su aval, para otro periodo de buen gobierno.
