La capital y la UAT

23 mayo, 2023
La capital y la UAT

Victoria, capital de Tamaulipas, es una ciudad -se conoce desde hace décadas- burocrática y de servicios. El más importante de éstos: la educación. La Universidad Autónoma de Tamaulipas, ha sido por más de medio siglo, el pivote de la educación superior del centro del estado.
Miles de jóvenes, provenientes de otras comunidades, se han asentado en este lugar para hacer sus carreras universitarias. Desde la frontera y de la región del Pánuco, se trasladan estudiantes para obtener su título profesional.
En un tiempo, -algunos 15 o 20 años atrás- la Normal Superior, atraía un promedio de 10 mil profesores cada verano para obtener especializaciones en diversas disciplinas pedagógicas.
Ese espacio de turismo académico, era soportado por una ciudad que abastecía con cierta facilidad la demanda de servicios primarios -agua, luz, drenaje, pavimentación, alumbrado público, transporte-. Igualmente: las habitaciones de muchos victorenses, eran habilitadas como casas de huéspedes.
En dos meses, esa inmensidad de maestros, dejaban cientos de millones de pesos a la micro economía capitalina.
¿Qué ocurre en la actualidad con la capital en el rubro de los servicios públicos, que sin duda son el sostén de los servicios del libre mercado local?
Se nota: están colapsados.
Ese contexto, lleva a cuestionar a las autoridades gubernamentales -estatal y local- sobre el futuro inmediato de la UAT y del ayuntamiento capitalino.
La UAT, por diversas circunstancias, está desfallecida. Tanto en su infraestructura material, como en sus cimientos académicos. Apremia una Ciudad Universitaria, funcional, amigable e inteligente; el centro universitario de la loma, es una mole inservible e insuficiente para el crecimiento exponencial de la matricula.
Los planes de estudio, siguen siendo articulados bajo la óptica y la praxis neoliberal: poca atención a las ciencias sociales -desinterés en la filosofía y en la historia- en cuya intención aflora el afán de una educación con énfasis en el mundo del mercado. Hecho que no está de todo mal, sólo que soslaya ciertas disciplinas y sus ramas que verdaderamente construye ciudadanos: ética, civismo, axiología, ontología.
¿Cómo construir conocimiento nuevo, sin el apuntalamiento de la Filosofía?
¿Se puede delinear una ética profesional, sin los básicos principios de la axiología?
En concreto: sería prudente que la sociedad civil, las autoridades universitarias y los gobiernos estatal y municipal, llamaran a mesas de diálogo ciudadano para encontrar salidas sensatas y viables al inquietante problema de nuestra Universidad.
El otro asunto que va a la par, es el desastre urbano de Victoria.
Hay que decirlo: autoridades del pasado, dejaron la ciudad en ruinas. En una aviesa venganza, ante el triunfo de la IV T en la capital, endeudaron al municipio y acotaron su presupuesto: autorizaron exorbitantes salarios a la burocracia dorada, en complicidad con el sindicato, para maniatar al actual alcalde.
Les funcionó la estrategia: el Ayuntamiento opera en los límites de la asfixia.
Sería prudente, que gobierno municipal y estatal, habilitaran un plan emergente para la ciudad. (Al parecer el fondo de capitalidad, es sólo paliativo). Un proyecto de trabajo -al estilo de las mesas de seguridad- en donde participen ciudadanos y funcionarios de gobierno -y se reúnan con regularidad para evaluar cotidianamente sus trabajos-, para abatir los penosos índices de atraso en servicios como agua potable -no mamen: en mi colonia sale lodo de las llaves- que nos angustian y nos asustan.
Si nadie atiende esas monstruosas deficiencias, -ojalá y se pongan las pilas- los próximos años, veremos una UAT, expulsora de estudiantes, que preferirán -ante el desmadre del agua potable, las calles, el transporte público, etc.- marcharse a estudiar a Tampico.
Con otra ventaja que irrita: el sur, tiene su playa.