El grupo político del senador Ricardo Monreal en Tamaulipas,por momentos se bate en retirada, ante el avance o la consolidación de sus adversarios.
No hay victorias a la vista para su causa, y el único testimonio de que algo de esta corriente política nacional, se sigue moviendo, hacia el interior del obradorismo, es la inquieta y solitaria figura de Alejandro Rojas Díaz Durán.
Se dice que de llegar a la dirigencia nacional de MORENA, el ebradorista Mario Delgado Carrillo, el senador suplente y consejero nacional de éste partido, ARDD, podría ocupar, uno de los dos cargos que le siguen en importancia, dentro de la nueva estructura morenista.
Pero esto solo son especulaciones, pues si algo brilla por su ausencia, en éste territorio político, ahogado por las pugnas internas, es precisamente la certidumbre.
Sobre este tema, vale la pena mencionar que, fueron los monrealistas los primeros conquistadores políticos, en llegar a estas tierras, hasta entonces dominadas solamente por el PAN cabecista.
Fueron Monreal y Rojas los que le echaron productos de gallina y enfrentaron a la nomenclatura azul. Para su fortuna, salieron con banderas desplegadas en los resultados de la elección presidencial.
Pero, en su triunfalismo y en su vanagloria, llevaron su penitencia, pues de acuerdo a lo que se sabe, no lograron cumplir los compromisos que previamente habían contraído con diversos grupos políticos, de las tres principales regiones de Tamaulipas.
En otras palabras, se sintieron los dueños absolutos del capital político morenista en la entidad.Se durmieron en sus laureles y en el colmo de su mala fortuna, llegado el momento, el Presidente AMLO los dejó solos que se rascaran con sus propias uñas.
Otra cosa hubiese sucedido, si , como en el actual momento de la elección nacional morenista, (y el atropello contra Mario Delgado), AMLO hubiese dicho que, lo sucedido en Tamaulipas, con la lista de Polevnsky, eran candidatos anti democráticos. Pero AMLO guardó silencio. Y a los monrealistas se los chupó la bruja.
Ello provocó que los que antaño se les cuadraban, ahora les empezaron a perder el respeto. Fue este debilitamiento del Grupo Monreal, lo que dio origen a la pulverizacion de aspirantes y de facciones, que viendo un espacio de vacío político, buscaron llenarlo, pactando toda suerte de alianzas—algunas hasta con el gobierno estatal—para hacer prevalecer sus intereses.
La suerte les empezó a dar la espalda a los monrealistas, desde que entraron en conflicto con los intereses de la dirigente nacional de MORENA, Yeidckol Polevnsky. En este sentido, las propuestas del Grupo Monreal fueron desplazadas, para ceder su espacio a una lista de candidatos avalados y tele dirigidos desde la CDMX.
Hoy los monrealistas tratan de regresar por sus viejas glorias en Tamaulipas. Para ello, han contratado los servicios del mantense Javier Villarreal Terán, (el único que se ha colado a su nómina senatorial, aunque también su trabajo le ha costado al Javo, pues ha sido el mecenas o sea el que se ha encargado de los gastos en diversos eventos del monrealismo). Monreal, se sabe, le ha prometido a Javo la gubernatura. Y el de la urbe cañera, se ha guarecido bajo esa sombra. Sin embargo, el ex gobernador zacatecano, tiene al mismo tiempo otras velas prendidas en el estado.
Por lo pronto, el Javo luce acorralado, y carece de margen de maniobra. Es tal su desesperación que sigue sin poder reportarle buenas historias a sus jefes, Ricardo Monreal, y Alejandro Rojas Díaz Durán. Por si fuera poco, los grupos monrealistas que tienen su bunker principal de operacion en el estado de Zacatecas, ven con suma desconfianza al Javo, pues sienten que, éste está pactando con el ala política del cabecismo.
Peor aun: los monrealistas no han podido sacarle al Presidente AMLO ningún nombramiento federal, pues la generalidad de estos enclaves administrativos, los tiene acaparados el super delegado José Ramón Gómez Leal, (el cargo más reciente que acaba de poner el grupo del JR, es el de Felipe Garza Narvaez, en Gobernación), quien a su vez, se dice, estaría siendo apuntalado por el “Benjamín”, (el hijo menor) de la primer familia de AMLO, llamado Gonzálo Alfonso López Beltrán, y de profesión sociólogo.
Este muchacho, de unos 26 o 27 años, (se dice que que es de buen carácter), y que conoció a José Ramón durante la campaña Presidencial de AMLO en Tamaulipas. El enlace entre ambos, y el que habría presentado a Gonzalo Alfonso con el JR, se dice, fue el operador obradorista Renato Molina, cuadro que hasta la fecha, sostiene una cercana relación con el reynosense y con sus aliados.
A raíz de todo esto que le enumero,el enfrentamiento entre el Monrealismo y el JR en Tamaulipas, fue de menos a más. Y acaba de tener su punto culminante, con el cuestionamiento de los presuntos trafiques de José Ramón y su parentesco con la familia del power panista tamaulipeco, nada menos que en la Mañanera. Pero para mala fortuna de sus adversarios que buscan desplazarlo, el JR fue defendido por el Presidente. O sea, fue tanto el golpeteo contra el JR, que al parecer terminaron por vacunarlo, y provocaron que AMLO saliese públicamente en su defensa.
Bajo semejante estado de cosas: sin poder construir una estructura de poder y sin acceder a los cargos administrativos, con los cuales avituallarían a su desalentado ejército político, a los monrealistas, solo parece quedarles una salida:
Jugarse el futuro, del brazo de Marcelo Ebrard, el personaje al cual hoy por hoy se le considera, el inminente sucesor de AMLO en la sucesión presidencial del 2024.
Todo ello se verá, en caso de que, Mario Delgado Carrillo llegue a la dirigencia nacional de MORENA, y que Alejandro Rojas Díaz Durán, se posicione entre uno de los dos primeros cargos que le siguen al liderazgo, en la pirámide de los mandos morenistas.
Es obvio que los monrealistas traen cuentas pendientes en Tamaulipas. Pero…su adversario mas poderoso, no parece estar en nuestro estado, sino hacia el interior de MORENA, donde AMLO no les quiere soltar el poder, tal vez, porque sabe lo que son sus alas….y su astucia, para apoderarse de la sucesión presidencial, en alianza con un sector de la clase adinerada mexicana, que los miraría con buenos ojos.