Condenar la política de Washington hacia Cuba le va un opositor de izquierda, no a un presidente del socio comercial.
Comunismo y narcotráfico son temas que no tendrían por qué compartir la misma cobija, pero en las dictaduras que surgen de nuevo en Latinoamérica, parecen unirse.
Sucede en Venezuela, en Bolivia, en Nicaragua y hay quien jura que ya está ocurriendo en México donde el camino a Badiraguato se ha llenado de casualidades.
Si el comunismo es entelequia y su advenimiento en la tierra cuenta ya una sucesión de tragedias, el narcotráfico es real y más trágico.
La política de Washington hacia las drogas fue delineada como una política del poder donde la salud es excusa y esto es cierto, es grave, pero no cambiará pronto.
Para Washington matar de un solo pajarazo dos piedras que le incomodan el zapato: castrismo y narcotráfico, sería un gran regalo.
Hoy abundan los países donde dictadores ambiciosos, corruptos y básicamente torpes, le extienden en charola de plata considerar terrorismo al narcotráfico.
La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos califica al terrorismo como actos de violencia dirigidos contra los civiles procurando objetivos políticos o ideológicos.
Tal definición deja a un lado al narcotráfico, pero cuando entran las FARC y en otros país el narco masacra civiles y se conecta con dictaduras populistas, hay un vaso comunicante.
La Revolución Bolivariana, gestada por el ilusionista venezolano, Hugo Chávez, no es la única dictadura comunista vinculada y sostenida por carteles de la droga.
Los herederos de Chávez, Nicolás Maduro y la eminencia tras el poder bolivariano, Diosdado Cabello, son señalados narcotraficantes y delincuentes y hay recompensa por ellos.
Cabello hasta en la Wikipedia aparece como líder del Cártel de los Soles, nombre que refiere a los distintivos que marca el rango de los generales venezolanos.
Y otro antecedente: Efraín Campos Flores, ahijado de Maduro y, Franqui Francisco Flores, hijo de la Primera Dama, Cilia Flores, están confesos y sentenciados en EU por narcotráfico.
El periodista peruano Jaime Bayly, acusó en su programa de TV a Evo Morales, de haber sido por años proveedor de Joaquín El Chapo Guzmán. El nuevo presidente de Bolivia, Luis Arce no se ha deslindado de Evo.
El sandinismo y el narcotráfico es un hecho documentado y retratado hasta por Hollywood. En 2007 se desmanteló en Nicaragua una base operativa del cartel de Sinaloa
La liga sandinismo-FARC de Colombia, que se financia con el narcotráfico, es tan real como la amistad entre el sandinista Daniel Ortega y el bolivariano Diosdado Cabello.
López Obrador ha sorprendido por viajes constantes y poco útiles a Nayarit y esta semana, vetó que la prensa cubriera su visita a Badiraguato, Sinaloa, tierra del Chapo Guzmán.
El discurso de calificar a los carteles como terrorismo internacional surgió con Donald Trump, y 96 mil homicidios y muchas masacres homicidas en 31 meses de gobierno, reviven el tema.
Peor, el amor por el chavismo ha sido reiterado por figuras de la Cuatrote como Yeidckol Polevnsky, Rocío Nahle, Gerardo Fernández Noroña, Marcelo Ebrard.
También hay declaraciones de que Chávez y Maduro enviaban dinero a López Obrador, y su filiación al Foro de Sao Paolo ya no es secreto.
El ideólogo de la Cuatrote, el dominicano Héctor Díaz Polanco, hizo un llamado «integrarse a los países de América Latina que están haciendo los cambios, como Venezuela”.
El macuspano ha incluido en sus abominaciones a docenas de priistas, pero al que más tela tiene, el exgobernador nayarita, Roberto Sandoval, no lo aporrea.
Hacen ruido el saludo a la mamá del Chapo, la disculpa por decirle Chapo a El Chapo, la liberación a Ovidio y la vinculación con una dama nayarita que protegida por Sandoval
No se olvida censura contra Enrique Peña en 2017, cuando la Marina ametralló desde un helicóptero uno de los Beltrán, no los López Beltrán, los otros Beltrán. “¿Por qué los aniquilaron?”, se quejó AMLO.
Con su ayuda política y económica para fortalecer al dictador Miguel Díaz-Canel y condenas impertinentes contra el bloqueo ¿Se está tentando al diablo?
En Washington ya no está su amigo Trump y la DEA sigue molesta por la exoneración del General Cienfuegos, quien precisamente fue ligado con un cartel de Nayarit.
Y aunque López ha salido bueno para arrodillarse cada vez que le hablan desde la Casa Blanca, un escarmiento al presidente de México dejaría a muchos otros en paz.