José Ángel Solorio Martínez
¿Qué objetivos tiene la Consulta Popular para llevar a juicio a los Presidentes?
No están tan encriptados.
Aunque los adversarios del Presidente, Andrés Manuel López Obrador, para desvirtuar la iniciativa la cuestionan “por el dinero que se va a gastar”, “la Ley no se consulta” y porque “si se quiere enjuiciar a los ex” nomás es cuestión de llevarlo al banquillo de los acusados.
Si se observa más allá de la superficie del evento, hay varias bolas envenenadas –la Derecha no las puede reconocer, porque sería darle a AMLO la dimensión de fino estratega:
1.- Seguir deslegitimando el discurso neoliberal que se hegemonizó durante 30 años: las empresas del Estado son ineficientes por lo que hay que venderlas a la Iniciativa Privada; el Estado no puede ser regulador de la economía nacional porque es Comunismo; los apoyos al pueblo son gastos innecesarios y sangría al presupuesto que debe ser para los ricos; la educación pública es patética por lo cual los empresarios deben estar al frente del proyecto educativo de la nación y la engañifa más culera: aumentar los salarios a los trabajadores incrementa la inflación lo que es un daño para todos los consumidores. (Todo ha caído por la praxis económica de AMLO, incluyendo esta última: se ha aumentado el salario en más de un 50 por ciento y la inflación sigue bajo control).
De hecho: no se trata de llevar ante los jueces a los ex presidentes; se intenta, sí, en poner en el paredón de la crítica las políticas neoliberales que desangraron al pueblo durante tres décadas.
El efecto de tres bandas: mantener a AMLO como el más potente y exitoso líder universal anti-neoliberal.
2.- Poner en movimiento a MORENA. Luego de la larga parálisis de este partido, era necesario movilizar las estructuras –aún muy inmaduras– para las tareas que se vienen próximamente.
3.- Bajar los índices de ingobernabilidad que los ex presidentes, imprimen al país con los fondos –miles y miles de millones de dólares que están en manos de Salinas, Fox, Calderón, y Peña Nieto que son dirigidos a financiar movimientos opositores –feministas, intelectuales orgánicos, medios y periodistas fifís– que aún poseen para mantenerse vivos en el sistema político mexicano.
4.- Evaluar la capacidad de movilización popular con la mirada puesta en la votación para la revocación de mandato. Es decir: visualizar, dónde hay que apretar tuercas para recomponer la urdimbre de consensos de la IV T.
5.- Ponderar, hasta dónde ha enraizado las políticas de la IV T en la sociedad mexicana.
6.- Amacizarse como el principal dínamo de la agenda nacional. Ni los medios tradicionales, ni los intelectuales conservadores, ni los líderes de opinión de viejo cuño, han podido desplazar de ese rol al Presidente.
7.- Y finalmente: ensanchar sus influencias y las de MORENA para el 2024.
Por eso y porque la IV T, merece respeto y apoyo…
…saldré a votar por el Sí este domingo uno de agosto del histórico 2021.