Además de conveniente y necesaria la purga en la Auditoría Superior del Estado, para que cumpla realmente su cometido y deje de ser instrumento y tapadera del Poder Ejecutivo, también es urgente para frenar los abusos que se comenten en esa dependencia, en la que se han presentado múltiples quejas de acoso sexual, al que son sometidas las trabajadoras, que por cierto no han logrado hacer que se corrija esta situación, pese a haber señalado al culpable a la Contralora (mujer) y al superior jerárquico Jorge Espino Ascanio.
Por lo menos tres denuncias ha recibido la Contralora Norma Cordero, señalando a un alto directivo de la dependencia, de acoso laboral con connotaciones sexuales, mismas que se resolvieron con un simple «apercibimiento» al funcionario, que también ha sido acusado en otras instancias.
Con el temor de ser sujetas al escarnio de la sociedad, varias mujeres que laboraron en esa institución, prefirieron renunciar al trabajo antes de aceptar las propuestas del jefe acosador o de seguir soportando la presión laboral a la que son sometidas quienes no ceden a sus exigencias.
No me sorprendió enterarme de esta situación que se vive en la Auditoría Superior del Estado, sabiendo que el propio jefe de la Auditoría Superior, Jorge Espino Ascanio, ha sido denunciado por violencia doméstica y que de la Contralora, Norma Cordero, es sabido en Reynosa que sin llegar a las denuncias formales, también ha estado involucrada en asuntos de violencia familiar.
Los diputados de la legislatura que recién se instaló, no deben permitir que continúe esta situación en una oficina (ASE) que depende del poder legislativo, pero que siempre ha obedecido las consignas del gobernador en turno. El Jef@ de la Unidad de Equidad de Género en el Congreso, haría bien en empezar con las correcciones de lo que sucede en casa y no solapar estas manifestaciones de machismo, acoso laboral, misoginia y abuso.
Seguiré compartiendo información de esto que ocurre en la Auditoría Superior, tan pronto como me autoricen las víctimas a revelar sus nombres y señalar con nombre y apellido al acosador.