Por años, se ha venido insistiendo en que MORENA no posee estructura en Tamaulipas. Y en parte, es cierto; absolutamente veraz. No cuenta con una retícula partidista; sí tiene, una red de influencia territorial más amplia de lo que se cree: los organismos derivados de las políticas sociales de la Federación y varios Ayuntamientos de los más densamente poblados del estado.
Si bien, esas dos entidades -los comités de Bienestar y las autoridades municipales, no responden totalmente como brazo político del lopezobradorismo organizado, conllevan la marca guinda, con todo y que no se exprese explícitamente.
Otro elemento a evaluar, es con cuánta eficiencia y con qué tanta operatividad se mueve uno y otro factor.
No basta, contar con ellos; es necesario, que sean vistos por las comunidades como entes representativos de los programas para el bienestar de la sociedad. O sea: si no realizan con pulcritud sus responsabilidades, el efecto puede impactar negativamente en la conciencia colectiva de los beneficiados, o de quienes deberían ser beneficiados.
El tejido social generado por el gobierno federal para hacer bajar sus programas -becas, apoyos a madres solteras, soportes para adultos mayores, etc.- lo deberá estar evaluando el nuevo Super Delegado, Rodolfo González Valderrama. El entramado generado por los alcaldes -y alcaldesas- guindos, ya debería estarse ponderando.
Restando los jefes edilicios de Madero y Matamoros, el resto son enigmas.
En Ciudad Victoria, el Presidente municipal, Lalo Gattás, parece perdido y enredado por sus propios y exagerados compromisos de campaña: juró al electorado que resolvería el problema del agua en la capital; aseguró que repararía los estropicios de la COMAPA -y están resultando, irreparables-; prometió un plan emergente de bacheo y pavimentación -y no se percibe- y sigue trabajando como sus antecesores: improvisadamente, dando largas a los compromisos y permitiendo que los empresarios que tienen en sus manos la solución de algunos servicios públicos -como la recolección de basura- se sigan enriqueciendo y quitándole la tutela al Ayuntamiento de la solución de conflictos en los servicio públicos.
A ellos suma Gattás, un equipo con escasa estatura para comprender la función del Ayuntamiento: dieron nombramientos a personas sin perfil, contraviniendo lo que ordena el Código Municipal -el de Director de Ecología, por ejemplo-.
No se ve, ni una sola señal para ponerse la camiseta de la IV T.
Gattás, puede romper el récord de Xico: perder la confianza ciudadana, en menos de un año de gobierno.
Ya está en prospectiva: el 2022, Victoria -de continuar esa tendencia- puede ser azul…