Luego de una semana de aciertos, -relevantes priistas nuevolaredenses, se replegaron de la coalición PAN-PRI-PRD, entre ellos el ex alcalde Daniel Peña y de nutridos eventos en la frontera-, el precandidato de la coalición MORENA-PV-PT, Américo Villarreal Anaya, no se ha podido retirar de su lado a uno de los más pesados lastres de la precampaña: Erasmo González Robledo.
El maderense, insiste: se exhibe al lado del precandidato, impidiendo que las alianzas del senador se amplíen. A toda costa, pretende posicionarse en la precampaña, como la figura protagónica. En este intento, también lleva de la mano a otra personalidad del morenismo de última hora, la tampiqueña Olga Sosa.
En corrillos, el morenismo que está cercano a la banda del hidrocarburo -que capitanea Erasmo- da por hecho: si gana la gubernatura Villarreal Anaya, el diputado federal, se ubicará en la Tesorería General del estado. Y la dama Sosa, se comenta, iría a la Secretaría de Educación Pública.
¿Por qué esos cargos son de relevancia para la pandilla de la gasolina?
Casi nada: es el manejo de los mayores tajos del presupuesto de todo gobierno estatal.
La SEP, es de las Secretarías la que más recursos maneja; y la Tesorería, es el ducto por donde pasa todo el dinero público de la entidad.
La tradición del sistema político tamaulipeco, es instalar en la Tesorería a un representante de quien financió la campaña; o a un personero, de quien más fondos aportó para hacer de un candidato, gobernador.
De otra forma: la posible llegada de Erasmo a ese destacado cargo gubernamental, sería la confirmación de una evidencia: González Robledo, fue quien pagó parte de la campaña morenista con los fondos recibidos de los hermanos Carmona.
El arribo de Sosa a Educación, le permitiría al bando del guachicol, refinanciar sus propias campañas y comprar adhesiones entre futuros candidatos en el estado con la vista puesta en las senadurías y en las diputaciones federales y locales.
La tóxica cercanía del legislador maderense, no solo implica riesgos de carácter político para la precampaña y campaña, de Villarreal Anaya; no. Representa, a la vez, sumar inconvenientes aún más complejos: los que conlleva, una deuda negra que andará en la atmósfera sociopolítica por mucho tiempo.
¿Quién va a cobrar esos recursos tras la desaparición de los Carmona?
¿Ese dinero, fue entregado a fondo perdido?
¿Erasmo dormirá con la conciencia tranquila?
¿González Robledo, deberá pagar los soportes recibidos?
Sin duda: el carmonizado mayor, es oro molido para las campañas negras que vienen.
El capitán de la ganga Los Guachicoleros, es un peligro para Américo, MORENA y Tamaulipas.