El escenario tamaulipeco, está tan complicado y abigarrado, que muchos actores no alcanzaron a descifrarlo y cabecearon al lado del golpe. Maky Ortiz Domínguez, aspirante fallida a la gubernatura por MORENA, fue cegada por el odio y la frustración. El momento más critico de su carrera -perder la consulta interna morenista- la sacó de su zona de confort y la enfrentó a la real política: el riesgoso foso de tiburones en que se ha convertido la arena regional donde se disputa la autoridad y el mando.
Hoy tiene su desafío toral, para su presente y futuro en el mundo político tamaulipeco.
¿Irá o no, al cierre de precampaña de Américo Villarreal Anaya?
A unas horas del evento, se desconoce, lo que hará.
Esa decisión, signará tanto su carrera política, como la de su hijo Makyito -alcalde bajo las siglas de MORENA-.
Ella parece no saberlo; pero es indudable que lo intuye: está en una trampa sin salida.
Por más esfuerzos que hace, no está en circunstancias amigables. La denuncia de irregularidades en el proceso interno, fue una virtual ruptura con el lopezobradorismo local. Ha hecho esfuerzos, por decir que seguirá en el proyecto de la IV T; su actitud, dice lo contrario: ella y su vástago, no han movido una sola pestaña a favor del representante de AMLO en el estado; es decir: no han externado ninguna palabra de apoyo a Américo y al parecer, sí han tenido acercamientos con el Truco Verástegui y sus representantes.
El estado de ansiedad extrema que dominan las vidas de Maky y Makyito, parece estar prohijado por su indefinición -en caso del Truco- y su distanciamiento en relación a Villarreal Anaya.
Angustiosa postura de madre e hijo.
La gravedad de la praxis política de Maky, es la palabra que la define nítidamente en estos momentos: desconfianza. Eso es lo que trasuda la doctora en la coyuntura del momento.
¿Qué pasaría si regresa a MORENA?
Los titubeos en política, son dudas. Y éstas, tienen un significado fatal cuando la atmósfera sociopolítica, demanda definiciones. Con el enfriamiento de relaciones en un momento crucial, con el precandidato morenista, no hay futuro posible entre ellos con lealtades y fidelidades.
De otra forma: la indecisión, es en la política, -eufemísticamente- traición.
La conducta de Maky, generará de igual forma especulaciones negativas, tanto en el equipo del Truco como en el de Américo.
Es decir: los makyiavélicos, en términos llanos, quemaron sus naves ante las dos opciones más sólidas que buscan la gubernatura: MORENA y el PAN.
En ese panorama, es un tanto irrelevante la presencia o la ausencia de Maky y su banda en el evento del cierre de campaña de Villarreal Anaya en Reynosa, Tamaulipas.
Con los makyiavélicos, o sin ellos, será un evento exitoso.
(Esa ciudad es una tierra lopezobradorista, segmentos importantes priistas se han sumado a Américo, en la zona conurbada habitan más de un millón de personas y tiene un fondo destacado de reserva: los morenistas riobravenses y de la frontera chica).
Ahora sí: se les acabó el corrido a Maky y a su presupuestívora familia.