Finalizadas las precampañas, los equipos de los candidatos, Américo Villarreal Anaya y Truco Verástegui, tendrían que hacer ajustes en sus equipos y estrategias para entrar a la campaña constitucional con fuerza y presencia.
Villarreal Anaya, entre otras acciones:
1.- Ajustar su equipo político-operativo. De la manera más diplomática, tomar distancia del grupo de morenistas que se han convertido en lastres: Erasmo González y sus correligionarios. No augura nada nuevo, la insistente presencia de esos morenistas cuestionados a una campaña electoral que en momentos tendrá visos de pelito de callejón. Abrirse a otras opciones y a otros actores -de todo el espectro político regional- daría potencia al proyecto lopezobradorista.
Toda la precampaña, fue un espacio abierto para la acción de Erasmo, sus muchachos y muchachas. Muy poco, aportó a la precampaña esa compañía. No sólo por su fragilidad ética; también, porque impidió sumar a ciudadanos que intentaron llegar para adherirse al doctor.
2.- Reagrupar su comité de campaña. La precampaña, fue una tarea que se desplegó sin jerarquías; ocurrió, como si el Coordinador fuera el mismo candidato. Y eso, es tan insensato como irresponsable: una de las principales fortalezas de un líder es delegar; es decir, dejar tareas a los especialistas en los diversos temas de campaña. Centralizar la actividad en el candidato, deriva en no tener estructura de apoyo. Debe esa estructura, tener representantes de los partidos que forman la coalición.
3.-Diseñar un poderoso cuarto de guerra. De ahí debe salir la línea general de la estrategia de campaña: trabajo mediático, trabajo de contra-campaña, táctica en redes sociales, movilización y campañas negras, etc.
4.- Articular su discurso en apego a la poderosa retórica del líder de la IV T: AMLO. Si no se entiende que es su mayor activo, será hombre al agua.
El Truco Verástegui, no tiene desafíos sencillos:
1.- Pintarse como el candidato de la continuidad y no del continuismo. Lo primero, no será tan complicado: referir, a todo lo considerado bueno de la actual administración estatal; lo segundo, es todo un reto: mostrarse como un aspirante que no representa la repetición del proyecto global de la administración estatal.
2.- La invención de un discurso, eficaz, claro, didáctico, para enfrentar al verdadero adversario del PRIAN en el estado: la potente presencia de Andrés Manuel López Obrador en la región. El PAN, no está enfrentando sólo a Villarreal Anaya; está combatiendo en la arena electoral, contra el líder nacional de la IV T.
3.- Trazar un proyecto de gobierno que lleve a recobrar la confianza entre la ciudadanía tamaulipeca. La coyuntura actual, obliga al candidato, administración estatal y legisladores locales azules, a replantear sus acciones; a menos, que deseen pagar los platos rotos el día de la elección.
4.- Galvanizar su comité de campaña; en la precampaña, se mostró macizo. Hoy debe sumar a representantes de sus aliados, para exhibir su capacidad de suma y de adhesión.
Lo demás, es lo de menos…