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El Papa en el Urbi et Orbi: ¡No más estruendos de armas!

abril 20, 2025
El Papa en el Urbi et Orbi: ¡No más estruendos de armas!

En el mensaje pascual, leído por Monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias, Francisco reitera su llamado al alto el fuego en Gaza, pide la liberación de los rehenes israelíes y el envío de ayuda humanitaria a los hambrientos. Repasando diversas realidades conflictivas en el mundo, recuerda que la paz no es posible sin un verdadero desarme.

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

“Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”

Estas fueron las breves y sentidas palabras del Papa Francisco al asomarse este Domingo de Pascua, 20 de abril de 2025, a la logia central de la Basílica de San Pedro para la bendición «Urbi et Orbi» (de la ciudad de Roma al mundo entero) tras la santa misa presidida por el Cardenal Angelo Comastri, por decisión del Pontífice. El tradicional mensaje pascual fue leído este año por Monseñor Diego Ravelli, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.

Este gesto, lleno de esperanza y de fe, marcó no solo la celebración de la Resurrección de Cristo, sino también un testimonio de su fortaleza y dedicación pastoral, a pesar de las adversidades físicas que ha enfrentado en las últimas semanas. Otro momento especialmente conmovedor ocurrió al final, cuando Francisco se subió al papamóvil y recorrió la Plaza de San Pedro, saludando a los numerosos peregrinos presentes, felices de verle.

El Papa recorrió la Plaza de San Pedro a bordo del papamóvil tras la bendición «Urbi et Orbi» del Domingo de Pascua, 20 de abril de 2025.   (Vatican Media)

El Obispo de Roma enfatizó que «desde el sepulcro vacío de Jerusalén llega hasta nosotros el sorprendente anuncio: Jesús, el Crucificado, «no está aquí, ha resucitado» (Lc 24,6). No está en la tumba, ¡es el viviente!». Asimismo, resaltó que «el amor venció al odio. La luz venció a las tinieblas. La verdad venció a la mentira. El perdón venció a la venganza. El mal no ha desaparecido de nuestra historia, permanecerá hasta el final, pero ya no tiene dominio, ya no tiene poder sobre quien acoge la gracia de este día».