El espejo de La Grandota

4 abril, 2023
El espejo de La Grandota

El gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, actúa como si fuera un gobernador fuerte, incuestionable e imbatible. Soslaya a sus aliados; golpea -con su mano mediática-, a quiénes aún siendo sus seguidores, no piensan como él; ha cedido partes de la autoridad gubernamental a su familia y ha incumplido pactos con actores que en el pasado colaboraron para llevarlo a donde está.
Hasta a su tío el ex presidiario, Fernando Arizpe García disfruta de las mieles del poder y sus derivaciones. Un hijo de él, -primo del Ejecutivo estatal- ostenta un importante cargo en el sistema educativo regional.
No es todo.
Hay conductas de AVA, más cuestionables: tienen en el gabinete a más de un par de secretarios que son sus consanguíneos.
Efectivamente: ni Manuel Cavazos Lerma, ni Tomás Yarrington, ni Eugenio Hernández, ni Egidio Torre Cantú -es más: ni siquiera Francisco Cabeza de Vaca- se atrevieron a tanto.
Sólo él, sigue presumiendo del notable bono democrático que los tamaulipecos le dieron casi como cheque en blanco.
Justo así, pensaba el gobernador Horacio Terán Zozaya (1951-1957).
Su gobierno, apuntalado fundamentalmente por los factores nacionales -por el pernicioso alemanismo-, olvidó hacer tierra con los actores tamaulipecos. Aplaudido al inicio de su gestión por portesgilistas y antiportesgilistas, en breve tiempo los desencantó.
Dedicado a la vida licenciosa y sibarita -su vida transcurrió en pantagruélicas fiestas alrededor de su alberca, acompañado por inquietos jovencitos-, Terán Zozaya olvidó cumplir los acuerdos con aquellas corrientes políticas protagónicas tamaulipecas.
Dejó el gobierno en manos de su Secretario General -Porfirio Flores, tío del abogado riobravense, Porfirio Flores Vela- y se soltó el pelo.
En un santiamén, la ingobernabilidad se apoltronó en la entidad.
Por unos días, se tambaleó la administración de Terán Zozaya.
El doctor Norberto Treviño Zapata, fue enviado a Tamaulipas a apaciguar las aguas. Lo hizo bien: operó como la pieza funcional del sistema político tamaulipeco, salvando al gobernador posicionándose con ello como el virtual sucesor de La Grandota -ese era el mote con el que la prensa crítica, motejó a su gobernador-.
El doctor NTZ, gobernó la mitad del gobierno de Terán y los seis suyos.
Después de Emilio Portes Gil -1947-, el médico matamorense, ha sido el actor de más larga permanencia hegemónica en el gobierno de Tamaulipas.
Las actitudes de Terán Zozaya y Villarreal Anaya, son enternecedoramente similares.
Terán careció de colaboradores eficaces que le atemperaran las embestidas de portesgilistas y antiportesgilistas; AVA, adolece de un cuadro para frenar las pedradas que amenazan con romper su techo de cristal.
HTZ, dio manga ancha a sus “sobrinos” para que disfrutaran del erario; el cardiólogo, ha proporcionado la llave del presupuesto a su hijo y a su esposa.
HTZ, marginó a sus ex-aliados; AVA, ninguneó a la militancia de MORENA que sudó la gota gorda para llevarlo al Ejecutivo estatal.
Ningún gobernador que se recuerde, ha sido repudiado por las bases partido que lo llevó al poder, en tan poco tiempo como Villarreal Anaya. Cavazos Lerma, llegó al estado con la encomienda de aniquilar al PRI para dar paso a otra organización de tinte salinista. No le alcanzó el tiempo; con todo eso, sus correligionarios priistas sólo exhibieron rechazo explícito al gobernador en pequeñas manchas de la geografía estatal.
Cierto: nadie aprende en cabeza ajena.
Sería prudente y aleccionador -para la IV T tamaulipeca-, verse en el espejo de La Grandota.