Llega “EXPERTO” en Comunicación que solo tiene afin a Tamaulipas el apellido del gobernador

Columna política

Por Juan A. Nieto

No solo la comunicación en Tamaulipas vive un desastre; todo el gobierno estatal atraviesa una profunda crisis de imagen, credibilidad y buen gobierno. Lo preocupante es que esta mala percepción no recae únicamente en el gobernador, sino que también afecta a las y los tamaulipecos, quienes cargan con el estigma de un estado señalado constantemente en el ámbito nacional. Para el gremio de comunicadores, esta situación es aún más delicada: convivir con una administración desacreditada desgasta y desmotiva.

En medio de este panorama llega un supuesto “experto” en comunicación, presentado como la gran solución para revertir el deterioro de la imagen del gobernador. Según su propia página: https://avg2.com/, presume más de quince años de experiencia, una cifra modesta para el tamaño del reto que representa Tamaulipas. En los círculos políticos, periodísticos y de la 4T se sabe que su llegada fue una imposición desde la Ciudad de México, con la intención de “arreglar” lo que no ha sabido resolver el propio equipo local.

La llegada de Villarreal Gálvez deja en segundo plano a Francisco Cuéllar, quien, por respeto al gremio y por dignidad profesional, debería dar un paso al costado. Aunque en papel conserve decisiones, en la práctica las estrategias y la toma de rumbo ya no le pertenecen. Si Paco, como le dicen muchos con aprecio; no comprende que perdió la confianza del gobernador y que su gestión fue deficiente, seguirá siendo cómplice del declive. Su falta de experiencia en la administración pública, su nula empatía con los medios y su incapacidad para construir puentes con los comunicadores lo llevaron a este punto. Pensó que bastaba con su círculo cercano, con mover sus propias páginas y redes, y olvidó lo esencial: la comunicación se construye con confianza, diálogo y resultados, no con aislamiento.

El nuevo “experto” no conoce Tamaulipas. No entiende cómo se mueven los medios en Nuevo Laredo, donde los intereses políticos del gobernador son casi nulos. Ignora la realidad de Reynosa, todavía bajo el control político del exgobernador y los Peña Ortiz; apenas podrá maniobrar en Matamoros. Tampico, Madero y Altamira donde operan bajo su propia lógica mediática y el centro del estado, particularmente Victoria, es un terreno dividido y hostil, con grupos antagónicos incluso dentro de la misma bandera política. Mante, Gómez Farías, Xicoténcatl y González siguen siendo bastiones del pasado, controlados por los remanentes del cabecismo y los llamados “Trukos”. Pretender imponer desde fuera una estrategia uniforme es desconocer la realidad tamaulipeca.

Por más diplomas, cursos o campañas ganadoras que presuma, ninguna fórmula importada puede funcionar en un estado tan complejo. Las estrategias que se aprenden en la universidad o se aplican en la Ciudad de México no sirven aquí. La comunicación en Tamaulipas tiene códigos propios, historias, heridas y resistencias que solo los comunicadores locales conocen. Por eso, la verdadera estrategia no se compra ni se impone: está en el gremio tamaulipeco, en quienes todos los días trabajan con el pulso real de la sociedad.

Paco Cuéllar no supo entenderlo y perdió la oportunidad de sumar a los suyos. Le faltaron agallas, empatía y humildad. Apostó a la lealtad de unos cuantos y se olvidó del resto. Hoy su ciclo terminó: “debut y despedida”.

Lo que sigue no pinta mejor. Si el gobernador insiste en dejar en manos de foráneos la narrativa del estado, el fracaso será inevitable. Ni el mejor asesor de la Ciudad de México podrá cambiar la percepción de un gobierno que no escucha, no comunica y no da resultados. Solo un cambio de actitud real, de apertura hacia los medios, hacia la sociedad y hacia los propios grupos políticos, podría comenzar a revertir la crisis.

Si el gobernador realmente quiere mejorar su imagen, que empiece por acercarse a su gente, por enfrentar las críticas y defender a Tamaulipas de los estigmas que lo persiguen. No necesita un experto: necesita congruencia. Porque si de buena imagen se trata, mejor que gobierne su esposa; ella sí tiene una trayectoria limpia, una reputación intachable y una credibilidad que el propio gobierno ha perdido.

La comunicación, como la confianza, no se improvisa. Se construye con hechos, no con foráneos de apellido conveniente.

Si me lo cuentas con Santo y Seña lo publicamos.

Email: consantoysena@outlook.com