La crisis de la comunicación oficial en Tamaulipas

Comunicar en Tamaulipas se ha convertido en una crisis mediática difícil de resolver, que impacta tanto al gremio periodístico como a la sociedad en general.

No cabe duda de que la comunicación social oficial en el estado está atravesando una crisis profunda. No hay quien la dirija de manera adecuada, y quienes intentan hacerlo lo hacen “como sus patas”… es decir, de la chingada.

Lo más preocupante es que el gremio, lejos de apegarse a los principios éticos del periodismo —como aún sucede en otras entidades del país— ha optado por hacer todo lo contrario: unos porque no tienen otra opción, y otros porque se han convertido desde hace años en voceros externos del poder, simplemente para no ser excluidos de las nóminas oficiales. La realidad es que muchos periodistas están siendo tomados como rehenes, y varias de las plumas más reconocidas han dejado de hacer análisis serios sobre la realidad política. Han desviado su responsabilidad social para dedicarse a golpear a grupos políticos y funcionarios, sin importar su afiliación o desempeño, dejando al descubierto los pleitos internos entre los propios grupos del gobernador.

Actualmente, quienes aún intentan practicar el periodismo ya no compiten por generar contenido exclusivo, de investigación, o de interés público, que es lo que verdaderamente importa a las y los tamaulipecos. En cambio, además de fungir como simples transmisores de la información oficial, muchos se han convertido en sicarios de la información y cazadores furtivos, que esconden sus rostros detrás de intereses oscuros que representan. Todo esto con el fin de atenuar la exposición mediática nacional que enfrenta el gobierno del estado y algunas instituciones políticas tamaulipecas. Los medios, para sobrevivir —literalmente— deben cumplir con tareas asignadas desde oficinas gubernamentales, promoviendo líneas informativas inducidas y dictadas.

La crisis mediática es tan severa que, a tres años de gobierno, aún no existe una estrategia clara para evitar la exposición negativa en medios locales y nacionales. El gobierno no solo está ausente en resultados, también lo está en la relación con los medios, a quienes no respeta. Lejos de eso, impulsa campañas negras desde el aparato oficial, campañas que han manchado el ejercicio cotidiano de medios digitales, llevándolos al desprestigio y la pérdida de credibilidad.

Tres ejemplos recientes ilustran el pésimo manejo de la comunicación en el estado:

1.- El informe del gobernador: Visualmente deficiente, gris, aburrido, largo y con escasos elementos informativos. No permitió a los tamaulipecos conocer los supuestos logros del gobierno. Increíble que, siendo un gobernador con formación en el área de salud, no haya podido presumir avances reales en esa materia.

2.- Las inundaciones en Reynosa: Más de dos mil personas afectadas y una nula atención gubernamental. Los medios no criticaron el abandono, y la información oficial fue mínima, maquillada, e ignoró las demandas de auxilio que circulaban en redes sociales. El gobernador emitió una versión más de seis horas después del desastre. Una semana después, la página oficial de Protección Civil aún no se había pronunciado.

3.- El caso del Secretario de Salud: En un montaje orquestado, una jubilada del sector salud fue enviada ante una veintena de periodistas para acusarlo de desvío presupuestal y cobro de “moches” por trámites oficiales. Fue  fuego amigo evidente, que exhibe el desconocimiento para manejar crisis internas.

Por si fuera poco, los “pleitos de rancho” que se viven a diario en la capital tamaulipeca son muestra de la guerra sucia entre los equipos de comunicación del gobierno estatal y varios alcaldes del estado.

Así de grave es el mal manejo de la comunicación en Tamaulipas. No hay señales de mejora. No hay estrategia. No hay respeto al gremio periodístico. Lo que sí hay es una comunicación oficial descompuesta, usada como herramienta de ataque, que sólo perjudica la transparencia, el debate público y el ejercicio libre del periodismo.

Si me lo cuentas con Santo y Seña, lo publicamos.

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