La gobernadora de 7.5 que se redondea a 8 en el Edoméx

 

 

 

 

Es de reconocer la honestidad de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, quien al ser cuestionada sobre cómo evaluaba su gestión, se calificó con un 7.5 u 8. Como buena maestra de primaria grupo, fue autocrítica, pero ese 7.5 no solo la refleja a ella, también a un gabinete que poco le ha ayudado o no cumple como debería.

A días de rendir su segundo informe, la mandataria enfrenta retos nuevos y arrastra pendientes del primer año. La inseguridad, calles destrozadas, inundaciones, deficiencias en salud y un Estado que no termina de arrancar son parte de los problemas que persisten. A ello se suma un gobierno que comunica mal, lo que ha generado molestia ciudadana y la percepción de que la gobernadora está siendo manipulada o mal informada.

El discurso oficial insiste en que “vamos bien” y “se trabaja”, pero la realidad es otra: ¿tiene Delfina a los perfiles adecuados? Un ejemplo claro es el titular de la Junta de Caminos, Ariel Juárez Rodríguez, más dado a excusas que a resultados. Los mexiquenses siguen transitando por calles y carreteras en pésimas condiciones, mientras se gastan recursos en promocionar programas como el Bachetón, que poco resuelven. Juárez organiza conferencias, reparte culpas y confronta a medios, pero no mejora la infraestructura vial. La ciudadanía está cansada y con razón: las avenidas están, literalmente, “de la chingada”.

Funcionarios así no ayudan a la gobernadora. Su tiempo ya caducó y por dignidad deberían renunciar. Tras su informe, Delfina tiene la oportunidad de sacudir su gabinete y corregir el rumbo para su tercer año, porque de no hacerlo los números electorales se le vendrán abajo, y la responsabilidad será solo de ella.

La gobernadora ya se calificó, y quizá hasta fue generosa. Los mexiquenses no están conformes, los reclamos crecen y urge tomar decisiones firmes. El informe está por llegar, lo escucharemos, pero si no hay cambios inmediatos en su equipo, lo que viene será aún más complicado.