En MORENA-TAM: el que sabe, sabe; el que no: es jefe

3 enero, 2024

Desde hace décadas, Reynosa,
Tamaulipas, es un laberinto de trampas y de celadas políticas. Los intereses, son tantos y tan abigarrados que, ante cualquier oscilación en el ambiente, los grupos de presión y de gobierno, se ponen en alerta y sacan sus hachas de guerra.
No es exageración, afirmar, que desde la posrevolución la clase política, está en constante y permanente ebullición.
En Reynosa, la única constante, el único elemento de continuidad y permanencia son la incertidumbre y el choque de proyectos locales.
Desde el general Tiburcio Garza Zamora (años 60), pasando por Manuel Garza González (años 80), hasta llegar con Maky Ortiz Domínguez (años 2000, hasta hoy) -aunque usted no lo crea: todos familiares-, la pugna por la autoridad municipal y regional, ha sido la impronta de esas épocas.
Quienes desconocen esas dinámicas históricas de la sociedad reynosense, se equivocan.
Enrique Cárdenas González, la regó.
Américo Villarreal Anaya, erró.
Manuel Cavazos Lerma, falló.
Tomás Yarrington, tiró el tepache.
Eugenio Hernández, tropezó.
Egidio Torre, trompicó.
Francisco García Cabeza de Vaca, le tronó el cuete en la mano.
La IV T, está a punto de reabrir la caja de la virulencia en la ciudad.
Los aviesos intereses que representa el Luismi Iglesias, han llevado a intentar sacar con argucias legales a Makyito de la candidatura por su reelección como alcalde. No es poca cosa, la exhumación de la investigación por lavado de dinero que desde hace años persigue al hijazo de la Makyiavélica.
Makyito, no es un santo: está hasta el tronco.
Cierto.
Sólo que hay modos de solucionar una candidatura; y sobre todo en MORENA en donde se clama a diario que “no somos iguales”, en referencia a lo desaseado de los procesos instrumentados por el PRIAN, en el gobierno y en los procesos políticos externos e internos.
Lamentable: lleva a los límites de la ruptura con el lopezobradorismo regional a doña Maky y ponen en situación de riesgo -alto riesgo- el triunfo del partido guindo en una ciudad fundamental por su carga demográfica y su peso específico de votantes.
¿Quién instrumentó esa estratagema?
¿A quién, hay que cobrarle esa barbaridad?
Por las circunstancias del caso -la vía jurídica para solucionar los problemas políticos- se ve la mano de los multicitados y ya tristemente célebres, Tachos.
Atanasia y su pareja, Jorge Luis Beas, regresaron por sus fueros -equivocaciones- y sugirieron aplicar la ley para sacar del proceso interno de selección de candidatos al JR de los Peña Ortiz.
Ya se habla de pláticas de advenimiento entre Maky y el Partido Verde.
Sería candidata al Senado.
Y obvio: su vástago a la alcaldía -si se lo permitiera la maniobra de los Tachos-.
¿Alguien puede imaginar el tiro en el pie que se daría la IV T con esa reconfiguración de fuerzas políticas y electorales en lo municipal y en lo estatal?
Sacar a Makyito de la contienda, complicaría más el escenario local y de la comarca.
Sencillo para los Makyiavélicos: postularían a un empleado (a) suyo (a).
En efecto: desatarían el infierno, con la postulación de Esmeralda Chimal bajo el color verde.
De esperarse: toda la estructura de la familia Peña Ortiz, intentaría sacar a flote a la Tesorera municipal, que se ha significado por saquear alegremente las arcas municipales, para poner en manos de su jefa -Maky- decenas de millones de pesos que presuntamente han parado en los proyectos políticos de la ex alcaldesa.
Como dijo el Filósofo de Güemez:
El que sabe, sabe; el que no: es jefe.