Los problemas del PAN Tamaulipas

31 julio, 2023

¿Cómo se puede ponderar la potencia de un partido político en el escenario tamaulipeco previo a la contienda del 2024?
Cuantitativamente: mediante mediciones demoscópicas; es decir: mediante encuestas, sondeos y otros instrumentos de medición del ánimo y el humor sociales e incluso, la cantidad de postulaciones para los 43 Ayuntamientos, los 8 diputados federales, los dos senadores y los 34 escaños en el Congreso local.
Cualitativamente: una forma de evaluar -hay infinidad- la fortaleza de una organización política, es la calidad de sus candidatos; tal virtud, debe entenderse como el nivel competitivo; un candidato con vigor para disputar un cargo con expectativas, será un factor fuerte, lo contrario: resultará en un aspirante frágil y exangüe.
Bajo esas premisas, se puede inferir que el próximo año, el PRIAN, será una coalición con múltiples debilidades; más cualitativas, que cuantitativas.
La estructura del PAN y el PRI, les da para cubrir todas las candidaturas a alcaldes, diputados y senadores; es más que claro: con cierta facilidad llenará ese requisito. El prianismo, cumplirá ese desafío sobradamente.
Los agobios, llegarán a los conservadores -como los denomina AMLO- cuando se les exija cubrir esas postulaciones, con cuadros de niveles competitivos para ir al choque con un MORENA que trae una inercia nada despreciable. La marca guinda, hoy posee estándares de aceptación ciudadana de casi 30 puntos por arriba de sus adversarios.
La declinación del PAN en Tamaulipas -producto de la peculiar forma de conducir la red partidista de los hermanos García Cabeza de Vaca-, sólo puede ser comparada, con aquella caída a plomo de las preferencias del PRI, tras la muerte de Rodolfo Torre Cantú y los penosos seis años de gobierno de su hermano Egidio.
En el trayecto del sexenio de Egidio, el PRI, sintió el escurrimiento -al PAN- mayoritariamente, de aproximadamente 250 mil votos; el desastre panista, posterior a la administración de Cabeza de Vaca, lo representó la pérdida de casi 250 mil sufragios.
Como se ve: hay similitudes, en ambos acontecimientos de la historia política de la comarca.
El problema del PAN, se agudizó por los impactos de las políticas gubernamentales cabecistas: corrupción desmedida; concentración de poder en la familia; el uso del aparato judicial para confrontar a los adversarios políticos y los recientes desvaríos como el intentar ser candidato a la presidencia sin consensos y sin luces mínimas para ello.
Los métodos de gobierno panistas, demolió a una clase política azul, que pudo ser emergente y de reemplazo. En corto: Cabeza de Vaca, se llevó entre las patas al Cachorro Cantú, al Moyo García, al Truco Verástegui, a Imelda Sanmiguel, a Francisco Javier Garza de Coss y a otros de menor potencia.
De igual manera, la absurda coalición, inhabilitó a la vez, a varios cuadros priistas: Alejandra Cárdenas, Oscar Almaraz Smer, Edgar Melhem Salinas, Ramiro Ramos, Yahleel Abdala Carmona, Carlos Solís Gómez y otros. Estos personajes, apostaron sus capitales políticos en la defensa a ultranza de Cabeza de Vaca y sus acciones; está visto: perdieron, la poca presencia que tenían en el estado.
La gran tarea que tendrá el PRIAN, será presentar candidatos capaces de convencer a miles de ciudadanos que han visto su actuar en la cosa pública, como en los peores días del priato, de que ya cambiaron. Justo, ese es el más grande lastre para los aspirantes que pretenda registrar el PAN y el PRI, que han tomado por asalto Cabeza de Vaca y familia.
Esas circunstancias, hacen presumir, que el bloque conservador, sufrirá en la región para disputar a MORENA y aliados, los cargos de representación popular en juego el próximo año.
Pregunta seria, ante el súper genial marketing de Xóchitl Gálvez, de fenomenal vendedora de gelatinas:
¿Creerán los tamaulipecos, que los fraternos Cabeza de Vaca, se hicieron multimillonarios en dólares, vendiendo chamoyadas?